La magia es el arte de afectar la realidad mediante la manipulación de fuerzas sobrenaturales, con el empleo de rituales o hechizos. Sus orígenes se remontan a épocas muy antiguas, cuando incontables pueblos y sistemas religiosos la utilizaron en alguna de sus formas.
Desde sus inicios se ha asociado con el conocimiento de lo oculto, y los saberes que van más allá del mundo físico. Los cuales eran estudiados por magos y hechiceros, para el manejo y control de las energías no visibles.
La palabra magia proviene de la palabra griega mageia, que significa “cualidad de lo sobrenatural”, y es el término con el que los antiguos griegos se referían a las cualidades atribuidas a los sacerdotes de zoroastrismo persa.
Estos sacerdotes, que fueron influyentes personalidades entre los siglos VI y V a.C, frecuentemente hacían ritos y cánticos alrededor de fogatas, y se les atribuían poderes sobrenaturales.
Posteriormente los cristianos fueron los que arremetieron contra los magos acusándolos de herejes y de pactar con Satanás. De igual forma procedieron contra las tradiciones de los pueblos paganos, los indígenas americanos y los esclavos africanos.
Por otro lado, el término magia también se utiliza para referirse al arte del ilusionismo. El cual consiste en llevar a cabo trucos que dan la ilusión de manipular objetos, personas o situaciones, de una manera que no tiene explicación lógica aparente.
El oficio del ilusionismo surgió durante el siglo XVI, y los primeros que lo practicaron hicieron uso de la ciencia, mecanismos e ilusiones, para convencer a las personas sobre sus supuestos poderes mágicos.
Esta práctica comenzó a utilizarse como espectáculo o con fines de entretenimiento en el siglo XIX, tras la aparición de magos escapistas como Harry Houdini. Muchos de estos magos ganaron popularidad gracias los medios de comunicación modernos.
Existen varias prácticas asociadas a la magia desde el punto de vista sobrenatural, uno de las más populares es la adivinación. La cual sirve para pronosticar el futuro o que no es visible a simple vista.
Tradicionalmente este método hace uso de una bola de cristal para visualizar imágenes del futuro o de un presente distante, o también emplea cartas como el tarot o la lectura de la palma de la mano.
Otras prácticas esotéricas menos conocidas son la necromancia y piromancia. La necromancia se vincula con el mundo de los fallecidos y los espíritus. Mientras que la piromancia se emplea para manejar el manejo del fuego a voluntad.
Una clasificación muy conocida de la magia, toma en cuenta las fuerzas que se emplean para ejecutarla y los fines con los que se usa. Así se distinguen la magia negra y la magia blanca, aunque también hay otros tipos.
Tradicionalmente se conoce como magia blanca al uso de poderes sobrenaturales con fines desinteresados o para combatir o alejar el mal en diferentes formas como el mal de ojo, la negatividad o una maldición.
En la práctica de la magia blanca, se utilizan curaciones, bendiciones, hechizos y oraciones. Conocimientos o poderes que han sido transmitidos en el transcurso de los siglos desde épocas muy antiguas.
La magia blanca es el equivalente benévolo de la magia negra, y los que la practican, las brujas blancas o los magos bancos, deben utilizar sus poderes únicamente para hacer el bien, es decir, sin interferir de forma negativa en la vida de otras personas.
Este tipo de magia propone intervenir en los fenómenos de la naturaleza a través del estudio de sus leyes, trabajando de manera armoniosa con las fuerzas naturales, los seres vivos y el universo entero.
Pues esta práctica esotérica se basa en la premisa de que todo organismo, fenómeno o evento, desempeña un papel importante en el plan universal establecido por la divinidad, de la cual todo forma parte.
La magia negra por su parte, se trata de una práctica que pretende producir efectos contrarios a las leyes naturales con el objetivo de conseguir beneficio a favor de la persona que la ejecuta, o controlar las fuerzas maléficas para causar daño a otros.
Este tipo de magia utiliza una serie de conocimientos, conjuros o rituales, para invocar o someter a los malos espíritus, y conseguir que estos obren de acuerdo a objetivos malintencionados.
La brujería es un tipo muy conocido de magia negra. La cual es llevada a cabo por brujas y brujos, y está asociada con la práctica de hechizos que buscan causar daño a otras personas.
Otra práctica que se ha vinculado comúnmente a la magia negra es el vudú. El cual hace uso de muñecos con los que se puede controlar a una persona con la que se ha tenido algún problema. A fin de provocarle dolencias corporales e inestabilidad mental.
También el mal de ojo y las maldiciones son considerados tipos de magia negra. El primero provoca malestar debido a una fuerte intención negativa como los celos o la envidia. Mientras que en el caso de las maldiciones se activan energías en contra de una persona pero también de sus familiares.
Es probablemente una de las primeras formas de magia. Parte de una tradición que se ha transmitido durante siglos y que se heredó de las religiones prehistóricas. Cuando los seres humanos vivían en estrecho contacto con la naturaleza.
En aquella antigua época, la mayoría de las civilizaciones practicaban la adoración de la naturaleza, y nuestros antepasados recurrieron a las plantas para obtener pociones con fines medicinales y de protección.
En la magia roja encontramos básicamente dos tipos de hechizo: uno ceremonial, que se remonta a culturas muy antiguas como los egipcios, griegos, romanos, celtas mayas y africanos; y otra de los sentidos o el sexo, que emplea el cuerpo como fuente de energía.
En la magia roja ceremonial abundan rituales o celebraciones, normalmente celebradas por un sacerdote o sacerdotisa. Mientras que la magia roja de los sentidos, se emplea en prácticas vinculadas con la pasión o el amor.
Es un tipo de magia menos conocida y en la que el elemento agua tiene una importancia fundamental. En sus ritos se emplea normalmente la energía de los ríos y se le suele practicar en combinación con otros tipos de magia.